domingo, 29 de marzo de 2009

Gatitos adoptados


Introducción

En primer lugar, queremos darte la enhorabuena por haber adoptado a tu futuro amigo y ayudar en la labor de ofrecer un nuevo hogar a un animal abandonado. Creemos que esta decisión que has tomado es importante, por lo que debes plantearte las responsabilidades que supone incluir un animal en tu vida y las dificultades que esto implica. Has elegido adoptar un animal, pero ¿por qué un gato? Con esta información, nuestra intención es ayudarte a comprender y a "educar" mejor a estos encantadores personajes. Pero, ¿realmente se puede educar a un gato?

Gato o perro Son especies diferentes y su comportamiento por lo tanto, tampoco tiene mucho que ver. Esto no significa, que los gatos no sean cariñosos, o no hagan caso. Cualquiera que haya tenido un gato sabe, que puede ser tan divertido, cariñoso o expresivo, como un perro. El hecho de que los gatos sean muy limpios en casa y no necesiten salir al exterior, los está convirtiendo en uno de los animales de compañía preferidos. Se dice que dan menos trabajo que un perro, ya que no es necesario sacarlos a pasear. Pero, incluso un gato exige un tiempo mínimo de dedicación diaria, no sólo para su limpieza y alimentación, sino también para un rato de juego. Es indiscutible que cuanto más tiempo le dediquéis a vuestra mascota jugando activamente con ella, más estrecha será la relación afectiva con vosotros y más sociable será el animal.

Si adoptáis un gato porque no tenéis tiempo de tener un animal, sinceramente es mejor no adoptar ninguno. Así que, ya dispuestos a dedicarle algo de vuestro tiempo, a asumir unos gastos económicos y a compartir lo que pueden ser hasta 15 o 16 años de vida, sólo os queda disfrutar de su compañía.

Cachorro o adulto Quien haya tenido la oportunidad de jugar y observar un gato pequeño, coincidirá que hay pocas cosas más tiernas y divertidas que un gatito. Al adoptar un cachorrito sabrás con mayor certeza la edad que tiene, pero no tanto sobre su futuro carácter, ya que influye bastante la educación que reciba. Muchos gatos "antipáticos" han vivido desde pequeñitos en una casa y han sido perfectamente maleducados por sus dueños. Si te decides a tener un gato pequeño, deberás realizar más esfuerzo y dedicarle más tiempo que a un gato adulto. En cualquier caso, todos los gatitos tendrían que estar hasta los dos meses de edad con su madre, y no deberían destetarse antes. Un gatito quiere jugar constantemente, inspeccionar y curiosear. La etapa desde los 3 a los 8 primeros meses puede ser una dura prueba para nuestra paciencia, cuando deciden escalar cortinas, trepar por las estanterías o esconderse en cualquier cajón o armario.

Si no tienes otro gato en casa y tu gatito va a tener que quedarse sólo muchas horas, ¿por qué no te planteas adoptar a dos hermanitos? Al poder entretenerse entre ellos, se facilitará bastante su educación. Tener dos gatos no supone invertir más tiempo, ni mucho más dinero.

En un gato adulto muchas veces no podremos estimar su edad con exactitud, pero sí será fácil determinar cómo es su carácter (extrovertido, tímido, cariñoso, independiente?). Para los niños es a veces más recomendable adoptar un gato cuyo carácter conocemos. Siempre tendrán ganas de jugar, aunque en general de una forma un poco más tranquila y disciplinada que los pequeños. Incluso el gato más viejo estará encantado de intentar "cazar" una pelota o un ratoncito de peluche. La mayoría de los gatos adultos que recogemos son muy cariñosos y están muy agradecidos de tener un nuevo dueño y hogar.

Hembra o macho Poco importa la elección, ya que como hemos comentado antes, influye mucho la educación para determinar el carácter del animal. De todas formas sí es cierto que los machos suelen ser más extrovertidos y más atrevidos a la hora de jugar. Las hembras pueden ser ligeramente más delicadas y discretas. De cualquier manera todos los gatitos, ya sean machos o hembras, son un torbellino cuando son cachorros.

Raza No existen tantas razas de gatos como de perros y no hay una gran variedad de tamaños. Las mayores diferencias se deben, sobre todo, al tipo de pelo (largo o corto). Los animales de pelo largo necesitarán muchos más cuidados del pelaje, siendo necesario un cepillado diario. La raza más habitual es el común europeo, un gato de pelo corto, con gran variedad de colores en su manto. Aunque se dice que algunas razas presentan determinados caracteres, esto no siempre es cierto y es fundamental la educación o las experiencias vividas, para determinar la personalidad del gato. Así que se trata de una elección básicamente estética, ya que, tanto de los animales con pedigrí y raza determinada, como de los habituales comunes europeos, podremos obtener magníficos compañeros.

Comportamiento Intentemos comprender la forma de pensar de un gato. Son animales de pequeño tamaño, extremadamente hábiles e inteligentes, que aunque sean predadores (son grandes cazadores), también son muy vulnerables y presa fácil de cualquier animal de mayor tamaño. Esta última afirmación nos ayuda a comprender mejor la actitud tímida y huidiza, que adoptan la mayoría de los gatos ante cualquier situación nueva que les produzca miedo. Por lo tanto, también es fácil comprender, que si nuestra manera de educarle es gritarle, ir corriendo hacia él asustándole, o incluso intentando pegarle, poco vamos a conseguir, excepto que nos coja un miedo atroz y se esconda en cuanto nos vea aparecer.

El gato llega a casa Tanto si es un cachorro como si se trata de un adulto, el gato necesitará unos días para adaptarse. Todos los cambios suponen un stress para el animal, que dependiendo de cada individuo, se superará con mayor o menor rapidez. Dejemos que él mismo sea el que marque el ritmo a la hora de conocernos. Lo ideal, quizás, es mantenerlo primero en una sola habitación con todo lo necesario (comedero, bebedero, bandeja de la arena...), y según se vaya sintiendo más seguro dejarle acceder a las demás zonas de la casa.

Es importante tener mucho cuidado de que no se pueda escapar, ya que al no conocer ni a sus nuevos dueños ni su nueva casa, es fácil que se desoriente y se pierda. Si nuestra casa tiene jardín, no debemos dejarle salir fuera hasta que por lo menos pasen 2-3 semanas. Incluso debemos vigilarle durante sus primeras salidas al jardín, y así veremos por qué sitios logra escapar. Paciencia y en unos días estará encantado con su nueva vida. ¡Por supuesto hay gatos que a los 5 minutos (sobre todo los más jóvenes y extrovertidos) se recorren su territorio como si fuera lo más normal del mundo!

Si ya hay un gato en casa Generalmente esto nos complica un poco la situación ya que ningún gato suele aceptar de primeras a un congénere, por muy pequeño o gracioso que sea. Mucha gente se lleva un gran disgusto cuando trae a casa a un "nuevo amiguito" para su gato y es recibido con escandalosos bufidos, gruñidos e insultos varios. El que más sufre con todo este asunto es sin duda el gato que ya habitaba en la casa, ya que ve alterada totalmente su rutina diaria por un intruso. ¿Y encima tengo que compartir mi bandeja de la arena y mi comida con él? ¡¡¡Ni hablar!!!?. Lo mejor será que dejemos al gato nuevo en una sola habitación y poco a poco podremos alternar la estancia de uno y otro, para que, sin llegar a verse, huelan y oigan la presencia del otro animal. Darles de comer a los dos cerca de la puerta que los separa y jugar también cerca de esa barrera, ayudará a que cada uno de ellos relacione al gato nuevo siempre con cosas buenas y por tanto, lo acepten con mayor rapidez.

Adoptar al gato Crowin

De nuevo habrá que tener paciencia y prestarle mucha atención a nuestro inquilino más antiguo. Hay gatos que se aceptan casi sin problemas en unos días, y otros que realmente se enfadan por bastante tiempo. Como mínimo tendremos que contar con 15 días. Las peleas realmente serias, casi siempre, van acompañadas de muchísimo ruido por parte de, por lo menos, uno de los dos gatos. Mientras no haya más que bufidos y no grandes peleas, la situación irá mejorando día a día.

Si hay un perro en casa Nosotros somos los que mejor conocemos las reacciones de nuestro perro y cómo está de desarrollado su instinto cazador. Un gato nunca le ocasionará graves heridas a un perro, mientras que al contrario el desenlace suele ser mortal. Los gatos no ven a los perros como rivales en su territorio y mientras no les tengan miedo, la adaptación puede ser incluso más sencilla que con un gato nuevo. Siempre debemos tener sujeto al perro con una correa, ya que así podremos reaccionar a tiempo. El gato debe de estar libre en la habitación, para poder huir o esconderse. Si sujetamos al gato, nos exponemos a recibir algún arañazo o incluso mordisco si se asusta y ve que no puede huir para refugiarse. Si nuestro perro muestra un peligroso interés por el gato y no sabemos controlarlo, tendremos que pensar seriamente en no tener gato.

Prácticamente cualquier perro debería poder aprender a respetar al gato y dejarle tranquilo. Los gatos adultos podrán hacerse respetar con un apropiado arañazo a tiempo, y siempre que el perro no suponga un peligro, debemos dejarles que se entiendan entre ellos. Para educar a un perro hay que ser estricto y demostrar cierto comportamiento "autoritario" para que comprendan que somos el jefe de la manada. Los gatos NO tienen manadas,sino compañeros de territorio, y una vez que son adultos intentan evitar a sus congéneres, excepto en la época de cría.

Si tu gato sale corriendo a saludarte o viene en cuanto le llamas, una de dos, o tenía realmente muchas ganas de verte, o no tenía nada mejor que hacer. Cuando hacen algo es porque quieren hacerlo, aunque al igual que a un perro, podemos enseñarles a hacer muchas cosas condicionando su comportamiento.

¿Cómo podemos conseguir que nuestro gato nos "adore" y busque nuestra compañía si parece que no nos necesita? Simplemente al vivir con nosotros ya les estamos obligando a aceptar que somos los que les damos cobijo, llenamos los comederos, limpiamos las bandejas, les acariciamos y sobre todo JUGAMOS con ellos. El truco fundamental para tener un gato de esos que todo el mundo dice "que gato más majo, parece un perrito", consiste simplemente en que aprenda a confiar en nosotros, porque sabe que no le vamos a hacer daño. Conseguido esto, el gato aceptará nuestras caricias; sin embargo, hay gatos que no aguantan mucho rato y enseguida nos lo demuestran dándonos un mordisquito o simplemente alejándose de nuestro lado. No nos lo tomemos a mal, es la forma que tienen de decirnos: "ya vale, déjame un poco tranquilo".

Podemos enseñarle a un gato a que cada vez le guste más estar a nuestro lado e incluso nos pida caricias. Para conseguir esto, debemos actuar de distinta manera dependiendo de si es un gato pequeño o adulto. A los pequeños tendremos que "obligarles" a aceptarnos ya que no deben salirse siempre con la suya. Aunque protesten podemos intentar con suavidad y siendo más cabezotas que ellos, que acepten que les toquemos las patitas, les miremos las orejas, los ojos, la boca, en una palabra, que se dejen manejar por nosotros sin ningún problema. Con un gato adulto necesitaremos paciencia si no tolera nuestra compañía, ya que para dejarse querer, antes tendremos que habernos ganado totalmente su confianza.

Para regañar a nuestro gato cuando haga alguna trastada (que sin duda hará), lo mejor es un castigo indirecto, como por ejemplo dispararle con una pistola de agua cuando le pillemos in fraganti, o provocar un ruido desagradable (ellos lo odian). Se trata de que no relacione el castigo con nosotros, por lo tanto debemos intentar evitar que nos vean, que parezca que no tenemos nada que ver. Un buen ejemplo: una gatita se subió solamente una vez a la encimera de la cocina, porque en el segundo intento, su dueña estaba preparada con una lata llena de monedas que dejó caer al suelo en el momento en que la gata se subió. El susto que se llevó hizo que no lo intentara nunca más y tampoco relacionó el ruido, y por lo tanto el susto, con su dueña. Por supuesto también funciona, el repetir cien veces que no haga una cosa, hasta que al fin acepte, que somos más cabezotas que él y ganemos nosotros esa batalla.

Esto son simplemente ejemplos de cómo conseguir evitar que nuestro gato haga determinadas cosas. Se trata de ponerse todos de acuerdo en casa, mantenerse firme, no dejarse convencer y demostrarle que, no por la fuerza, sino por tozudez, siempre nos saldremos con la nuestra.

Si llega un bebé a casa Pocos animales ignorarán tanto la presencia de un bebé como un gato. Mientras su rutina diaria siga el ritmo habitual, a él le dará lo mismo. Los "problemas" pueden surgir cuando con la llegada del bebé, cambiamos radicalmente la vida del gato. Es evidente que nuestra propia existencia se verá bastante alterada, así que ¿cómo podemos intentar que esto afecte lo menos posible a nuestro gato? Hay que pensar con anterioridad los cambios que vamos a realizar.

Por ejemplo, si se va a restringir el acceso a una habitación determinada, habrá que hacerlo desde meses antes de que llegue el bebé. Esto no es estrictamente necesario, pero sí tenemos que pensar, que a todos los gatos les gusta curiosear, encontrar un sitio calentito y agradable donde poder dormir, y podrían, sin ninguna mala intención, acostarse en la cuna, por lo que tendremos que tener cuidado los primeros meses.

Otra cosa que suele suceder es que se asusten mucho con los llantos de un niño. Si tenemos un gato asustadizo, será mejor acostumbrarlo poco a poco, poniendo por ejemplo, una cinta con sonidos de llanto antes de la llegada del bebé real. Un gato es perfectamente compatible como compañero de juegos de un niño. Sin embargo, es fundamental hacerle comprender al niño, que el gato no es un juguete y que tendrá que respetar si el gato a veces quiere que le dejen tranquilo. Muchas veces es más recomendable adoptar un gato que tenga ya cierta edad, para que sea más robusto a la hora de jugar y conozcamos mejor el carácter del animal.

Fuente: anaaweb


DIFUNDE: VOPROA, A.C.

VISITA: www.adoptandounamigo.com




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